El hotel que lleva como nombre Hanan que significa “Donde habita Dios” y está ubicado en Arequipa, el proyecto tenía el concepto, el lugar debe ser mágico, debe brindar mucha paz, ser confortable donde la luz, efectos especiales y el color de nuestra serranía sea el acento de cada ambiente de manera muy sutil, elegante.
El fucsia fue el elegido para reinar entre los tonos neutros en contraposición y como color de la tierra, piedra, cerros, musgo, ya sea en textiles, cojines, bordados, en muebles, texturas, en el isotipo del Hotel.
El ingreso del hotel tiene una puerta majestuosa y efecto de luz, este conduce hacia la recepción, en todo el camino hay perforaciones en el techo y un mueble voladizo con textura en el frente de alpaca blanca.
El lobby es de quíntuple altura que da la percepción de proximidad al cielo azul de Arequipa, el mobiliario cómodo, suave al tacto por los textiles, bordados en cojines y con una escultura metálica con luz indirecta que emite luz turquesa, fucsia, azul añil pero tan sutil que nos acompaña.
En las habitaciones la paleta de colores es íntegramente neutra, marrones, beige, arenas ya sea en texturas de mimbre de cabeceras, terciopelos, en muebles, seda en cubrecama, maderas ébano africano y cromo en mesas que nos dan la calidez buscada.
En el último nivel del edificio y con las mejores vistas de la ciudad la terraza-bar se muestra impecable, trabajada en mimbre en sillones, bancos, sillas de altura importante nos hacen flotar, soñar, relajarnos, meditar. Para la noche los muros con doble textura cobran vida, luces indirectas crean un ambiente de color, vivaz pero a la vez muy tenue para disfrutar del bar.
