La casa se posiciona en la pendiente de un cerro con vista hacia el mar. La propuesta se plantea como un gran cajón gris sobre una base donde se originan las áreas sociales. Contemplando la solidez del volumen nacen ventanas circulares creando la nostalgia de las casas buques de antaño, dando paso a una sutil ligereza y movimiento. La casa emerge sobre la roca, imponiéndose y destacándose desde la orilla del mar. Su relación con el entorno se da por el basamento de piedra.
La distribución de la casa está programada para que la mayoría de habitaciones miren hacia el mar. En el basamento, cual parte del cerro original, se crearon las habitaciones de huéspedes así se les daba una privacidad del resto de la casa y del seno familiar. También acompaña este enchape de piedra una celosía horizontal de aluminio que irrumpe sobre la solidez de la roca. La llegada que se da por la parte superior, donde está ubicado un balcón con vista a la playa, se accede a la escalera y la zona de los dormitorios familiares. El segundo nivel es el corazón de la casa, las áreas sociales se prestan para el juego de fin de semana y el bullicio nocturno. Es acá donde se conjugan cocina, sala, comedor, terraza y piscina.
