Ubicada en la región Cusco y construida antes del siglo XV, durante el incanato, Machu Piccu, es un claro ejemplo de arquitectura sostenible. Un sitio el cual se adapta totalmente a la topografía del terreno, aterrazado para evitar riego de desastres naturales generando así autosuficiencia.
El Arq. Rafael Moya nos detalla que a partir del XVIII, con el estallido de la revolución industrial y ante las nuevas necesidades urbanas de dicha época, se comenzó a olvidar el concepto de sostenibilidad pues solo se buscaba dar solución al hacinamiento.
Posteriormente, y con la llegada de lo que se denominaría el ‘efecto Gunggemhein’, se comienza a revitalizar las ciudades de la antigua Europa. Dicho efecto comenzó a popularizarse desde España hacia diferentes partes del mundo, con obras descomunales, caras y llamativas, dejando de lado la sostenibilidad.
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